Si eliges ir a República Dominicana por ir a Punta Cana no sigas leyendo porque no ha formado parte del itinerario de nuestro viaje.
Y es que República Dominicana es más que Punta Cana.
Este viaje lo ideamos mi hermana y yo como regalo por el 70 cumpleaños de mis padres. No podía ser otro destino, y es que 37 años después queríamos volver; teníamos que volver.
Vivimos allí los cuatro cuando las dos éramos pequeñas (yo hice allí primero de EGB) y no habíamos regresado. Y además, volvíamos con nuestros dos peques (de seis años los dos)
Así que el itinerario era claro: Santo Domingo capital y La Romana, lugares de los que conservábamos muchos recuerdos; y añadimos Samaná porque mis padres no lo conocían, y nosotros tampoco.
Os cuento el itinerario con los sitios que visitamos:
El viaje lo hicimos del 6 al 14 de julio con Iberia.
La duración del viaje es de 8 horas 40 minutos, se lleva bien, y para aquellos a los que os de miedo ir con niños, tranquilidad total porque el viaje se les hace muy ameno entre la comida que pasan, ven una peli, les llevamos algo para jugar, más lo que duermen. No hay problema.
En Santo Domingo:
Con dos días completos es más que de sobra:
Llegamos a Santo Domingo (aeropuerto de Las Américas) a las 19.00 horas. Con un Uber nos movimos hasta el hotel, en una céntrica calle de Santo Domingo capital, el RIG Casa Conde.
Al día siguiente comenzamos a pasear y callejear por Santo Domingo, iniciando nuestra ruta en el Parque de la Independencia con todos sus monumentos. Eso uno de los centros culturales más respetados de la ciudad, con el "altar a la patria" dentro de la zona amurallada del parque; se trata de un mausoleo de mármol blanco que alberga los restos de los Padres Fundadores de la República Dominicana.
Recorrimos la calle Arzobispo Nouel hasta el Parque Colón, y la calle El Conde, donde está el café que lleva su nombre. Se trata de uno de los parques más animados de la ciudad frente a la catedral más antigua de América. Un imán para dominicanos y turistas con la presencia de una imponente estatua de Cristóbal Colón. Las palomas vuelan alrededor de esta plaza en la que se mezclan los merengues, los vendedores ambulantes y al bullicio de las terrazas.
El café Conde, es un café al que merece la pena entrar, por su esencia, su decoración y sus platos de la carta. Os recomiendo ir tanto de día, como a la terraza por la noche, siempre amenizada por algún músico.
En este parque comienza la zona colonial de Santo Domingo, bajo mi punto de vista la más bonita. Merece la pena recorrer la Calle Las Damas y entrar en el hotel Nicolás de Ovando.
Si vais con niños, o incluso sin ellos, hay un Museo llamado "Kahkow Experience Chocolate" (en la. calle Las Damas 102). Se trata de un museo dedicado al chocolate en el que te explican el proceso de producción de este alimento desde su recolección hasta que termina en una tableta en tu nevera. Y es que terminas haciendo tu propia tableta de chocolate y llevándotela contigo. El Museo tiene también un pequeño café y una tienda con productos para perder el sentido!.
Y muy cerca de aquí se encuentra la Plaza España, con el Alcázar de Colón, un palacio de inicios del siglo XVI, imponente a nivel arquitectónico. Se trata de un palacio de estilo gótico y renacentista en el que vivió Diego Colón, hijo de Cristóbal Colón.
Si podéis, sentaros en una de las terrazas de la plaza para tomar algo y descansar del calor con un granizado de limón y la brisa y el encanto de la zona colonial en la que os encontráis.
De aquí podéis caminar hasta el Parque Duarte. Os recomiendo callejear por toda esta zona, por el Callejón de Regina.
Ah! en la calle Arzobispo Nouel, yendo desde el Parque de la Independencia hacia El Parque Colón, está la heladería Bon, a la que íbamos de pequeñas y que 37 años después aún sigue abierta. No podéis dejar pasar la oportunidad de pedir una "malteada de coco y vainilla". Está de muerte y es típicamente dominicana.
Al día siguiente nos fuimos hasta la Calle Independencia porque nos apetecía muchísimo visitar la casa en la que habíamos vivido durante todo un año. Y allí seguía, en Residencial Claudina. Qué recuerdos! encontramos hasta a una vecina de aquellos años!
Y para seguir nuestra ruta de cuando éramos niñas cogimos un pase de medio día en el Hotel Sheraton. Disfrutamos de la piscina, de una comida en el pool-bar y de alguna que otra piña colada.
Otro indispensable en Santo Domingo es "El Mercado do Modelo", muy cerca del Parque Independencia. Un mercado típicamente dominicano lleno de puestos de artesanía, y con los puestos de plátanos y tostones fuera. Por cierto! allí donde comáis pedid de guarnición tostones fritos. Yo que no soy nada fan del plátano, los tostones me chiflan!
En la Romana:
El ultimo día en Santo Domingo alquilamos un coche para llegar a nuestro siguiente destino: La Romana. Está a hora y media de Santo Domingo. Nuestro alojamiento estaba en "PLAYA NUEVA ROMANA by bahía príncipe residences", una urbanización enorme con casas unifamiliares y playa para el propio recinto.
Alquilamos vía booking una de las casas, de estilo moderno y con piscina y a diez pasos de la playa.
Una pasada! la zona de restauración de la playa, con piscinas incluidas, estaba muy bien, cenamos allí un par de veces y los niños lo pasaron genial con el espectáculo nocturno y atrapando cangrejos.
En la Romana hay que visitar Altos de Chavón, (en la Casa de Campo La Romana) réplica de un pueblo ítalo-español del siglo XVI con sus calles adoquinadas y edificios construidos con bloques de piedra coralina y terracota con una vista maravillosa del río Chavón.
Y muy cerca tenéis la maravillosa marina de La Romana, a 4 kilómetros de distancia.
Eso si, a diferencia de cuando éramos pequeñas, ahora el acceso es de pago (25 dólares por persona). Por eso os recomiendo que vayáis por la mañana para aprovechar bien el día, ya que a partir de las 5 o 6 cierran el acceso, por lo que llegar después de comer ya no compensa.
Desde La Romana, está muy cerca el pueblo de Bayahibe, una localidad de la costa caribeña muy turística. Las calles deterioradas y la pobreza rodeada de una inexplicable felicidad, contrastan con los barcos que salen del muelle hacia los hoteles de todo incluido. Merece la pena dar un paseo, ver sus casas coloniales y hacer unas fotos en la playa.
Samaná:
Fue la novedad del viaje, ya que no conocíamos esta parte de República Dominicana, y nos entusiasmó. Conducir hasta allí ya es un espectáculo.
Son tres horas en coche, y a medida que te acercas a Samaná, la carretera tiene unas vistas preciosas de una gran selva verde con una arena blanca y un mar turquesa al fondo. En Samaná alquilamos, también vía booking, otra casa unifamiliar con piscina en la playa. Una casa en Las Terrenas que nos cautivó y en la que nos hubiéramos quedado a vivir.
Esta zona de la playa cuenta con casas, hoteles, restaurantes y escuelas de surf; y también con los típicos cocoteros o puestos de coco en los que por supuesto hicimos una parada.
Si el paraíso existe una parte está aquí.
En el pueblo de Las Terrenas hay un par de supermercados en los que se puede hacer la compra para luego cenar en la terraza del alojamiento.
Muy cerca de Las Terrenas está Santa Bárbara de Samaná, un bonito pueblo con casas coloniales en tonos pastel y su famoso puente al que puedes llegar en "moto concho" y luego recorrerlo caminando.
Inolvidable.Tenemos q volver
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