Mozambique y Sudáfrica

En el mes de diciembre recibí un sms en mi móvil que decía "Cris, nos vamos a Maputo, os animáis?".  Quienes me conocen saben que nunca digo "no" a un viaje. 

Nuestros amigos se iban a Maputo a ver a sus hermanos, que trabajan en la Embajada de la capital mozambiqueña, y al ser su último año en este destino africano, se animaron a hacerles una visita. 

Y así, sobre la marcha, y a través del móvil saqué los billetes. Elegimos los días de Semana Santa para viajar, y dejamos en manos de sus hermanos el planning del viaje. He de reconocer que me sentí algo rara cuando me puse a hacer las maletas, porque creo que era el primer viaje que no preparaba minuciosamente en cuanto a sitios a visitar, lugares en los que comer, etc...en este viaje nos dejamos llevar por la sorpresa. 

Hicimos el vuelo vía Lisboa ya que desde allí hay conexión directa con el aeropuerto de Maputo. Así que hicimos Asturias-Lisboa con Volotea, con noche en la ciudad portuguesa, y luego Lisboa-Maputo con Líneas de Mozambique. 11 horas de vuelo. 

LLEGADA A MAPUTO

Llegamos a Maputo a las seis de la mañana. Reservé la anterior noche en un hotel fantástico del centro de Maputo, justo enfrente de la embajada, el "Hotel Avenida", para no quedar tirados hasta las dos de la tarde, y tener una habitación a la llegada en la que poder descansar un rato y desayunar para comenzar bien el día. 




Maputo es la capital de Mozambique. Limita al norte con la provincia de Gaza, y al sur con la república de Sudáfrica. Es la ciudad más grande de Mozambique y sus grandes avenidas están rodeadas de acacias y jacarandas. 

Es una ciudad con una marcada impronta portuguesa, ya que fue colonia portuguesa hasta que se independizó en 1975. Cuenta con edificios preciosos que debieron brillar en otra época pero que actualmente están sin conservar ni mantener. Y su gran secreto es que es una ciudad muy muy tranquila, en la que puedes pasear sin preocuparte, incluso de noche por sus avenidas. Es quizás la ciudad más segura de África. 


Vendedores ambulantes, carros repletos de coloridas frutas y muchísima vegetación en sus avenidas contrasta con el caos del tráfico y la pobreza en muchas de sus calles. Así todo te encuentras con negocios y restaurantes típicos de ciudad europea. Por cierto, el último día me compré 5 mangos que metí no se cómo en la maleta. Porque, son de otro mundo. Exquisitos!!!


El primer día en Maputo nos fuimos a un gran parque dedicado a la artesanía local, llamado "La Feima" en el que disfrutamos entre los puestos de madera y capulanas (son las típicas telas africanas). Allí comimos en un restaurante-chiringuito una carne a la brasa riquísima. 



Luego dimos un paseo por "La Baixa", la zona centro de Mozambique donde se encuentra la estación de tren, considerada la más bonita de África

Es un edificio colonial de 1910, y dicen que fue proyectado por Eiffel. No se si será verdad o no, pero sus estructuras de hierro y la cúpula justifican su clara impronta. Su fachada en verde y blanco, los azulejos portugueses, un reloj victoriano...se unen en un conjunto precioso que no deja indiferente a nadie. Merece la pena entrar, porque además de trenes y hay cafés en los que por las noches se realizan conciertos y proyecciones de cine. Una maravilla. 


DÍAS EN EL PARQUE NACIONAL DE MAPUTO: MILIBANGALALA RESORT EN LA PLAYA

Al día siguiente, después de desayunar, pusimos rumbo al Parque Nacional de Maputo, donde íbamos a pasar dos noches en la zona de las playas paradisíacas de Mozambique. Emprendimos viaje en dos todo-terrenos, ya que íbamos 6 adultos y 5 niños con edades comprendidas entre los 8 meses y los 7 años. Desde Maputo hasta la entrada al Parque Nacional hay unos 40 minutos por carretera nacional en muy buenas condiciones. Una vez que se entra en el Parque ya es otro cantar, porque debe ser parecido a hacer el Dakar. 

Más de una hora de una conducción de aventura total, pasando por enormes charcos, atravesando piedras, y todo ello aderezado por animales salvajes y muchísima vegetación. 



Nada más entrar en el Parque hay una garita de madera en la que hay que inscribirse, señalar a qué hotel te diriges (dicen que avisan al hotel, y que si tardas más de la cuenta en llegar salen a buscarte por si te pasó algo), y pagas una tasa de entrada. 

Nuestros chicos decidieron quitarle algo de aire a las ruedas para hacer mejor el trayecto por el difícil camino que nos esperaba. Y entre abrir y cerrar uno de los coches varias veces para coger unas galletas, agua y demás....en una de estas el coche dejó de abrir porque se quedaron las llaves en el contacto y el coche se cerró solo. 

Tan solo teníamos como punto de acceso un centímetro de abertura en una de las ventanas traseras. Y ni una herramienta disponible, ni ayuda en las inmediaciones. Tras más de una hora de ingenio en plan "MacGyver" logramos introducir un palo de hierro (que conseguimos entre la "selva" que nos rodeaba) por ese centímetro de ventana, acceder al botón de la ventana de enfrente y desbloquear el cierre automático. 

Una vez superado el reto, nos pusimos en marcha. El trayecto por el Parque Nacional de Maputo fue una pasada! los niños disfrutaron muchísimo de la aventura y hasta sacamos el dron para conseguir fotos tan impresionantes como estas. 


El Parque Nacional de Maputo también es conocido como la Reserva de Elefantes de Maputo. Flanqueado por el océano Índico, esta área de conservación de más de 77.000 hectáreas incluye una extensa e impresionante fauna africana, con unos 250 elefantes como habitantes, a los que hay que sumar jirafas, hipopótamos, cebras, cocodrilos y más de 350 especies de aves. 


La llegada al Resort "Milibangalala" no defraudó. Casitas de madera en medio de una gran vegetación con vistas a una playa virgen impresionante. Y todo ello en pleno Parque Nacional de Maputo. 

Nos asignaron una casa de dos pisos, preciosa, con unas vistas espectaculares a la playa. 





Tras dejar las maletas en las habitaciones nos dirigimos a la casa central en la que una piscina sobre el mar nos esperaba. 


El hotel tenía muy buen desayuno y muy buena cena, y para comer organizamos las comidas en la casa. Fueron dos días fantásticos, de relax, baños, paseos por la playa, juegos de los niños con los monos, y también una impresionante tormenta que provocó que una noche tuviéramos que ir descalzos a cenar porque llovía tanto que estaba el camino inundado. 

VUELTA A MAPUTO

La vuelta hacia Maputo fue aún más atractiva para los niños, ya que debido a la lluvia había muchísima acumulación de agua que atravesábamos con los coches como si estuviéramos cruzando un río. 

Al llegar a Maputo tomamos algo en el Hotel Cardoso, con un gran jardín, y donde disfrutamos de la puesta de sol con una unas preciosas vistas a la ciudad y al mar. 

Después fuimos a una tienda de venta de capulanas y nos compramos alguna. 

Cenamos en un restaurante justo al lado del Hotel Avenida. 

NOS VAMOS DE SAFARI A SUDÁFRICA

Nuestra segunda parte del viaje era el safari. Para ello cogimos una casa en una reserva privada justo al lado del Parque Kruguer, en una zona más auténtica que el propio parque. Una hora más o menos de trayecto hasta llegar a la frontera de Maputo con Sudáfrica, donde tuvimos que enseñar pasaportes.

Luego, una vez pasada la frontera, en 20 minutos estábamos entrando en la Reserva "Mjejane River Lodge". Se trata de una reserva privada de un montón de casas, con una zona para hacer safaris. 


La casa que alquilamos era espectacular! enoooorme! y lo mejor, la terraza con la piscina con vistas al río y al Parque Kruguer, en la que mientras te dabas un baño contemplabas jirafas, búfalos, cocodrilos, elefantes y jabalíes. Estos últimos y los monos se paseaban por nuestro jardín. 







Una vez que asignamos las habitaciones, nuestro ranger nos esperaba en la entrada para comenzar el primero de los safaris. Y qué os voy a contar! espectacular. 





A pesar de que ya había estado de safaris en Kenia, me sigue sorprendiendo ver los animales tan cerca, en su hábitat. Recorrer la reserva con la adrenalina de ver a algún animal es una experiencia única. Y una vez que ves a alguno de los "Big Five", toca guardar silencio absoluto, se para el motor, y entonces comienzas a hacer fotos, observar detalles con los prismáticos o simplemente disfrutar del momento. 








Dos horas de safari que terminaron en el restaurante de la reserva para cenar. 

Nos acostamos pronto porque al día siguiente nos esperaba un safari a las 6.30 de la mañana para observar el despertar de África y de su fauna salvaje. 

A las 5.50 sonó el despertador. Preparamos unos desayunos para los niños para que fueran tomándolo durante el safari. Los mayores desayunaríamos a la vuelta. El safari comenzó como habíamos imaginado. El sol saliendo, el vehículo parado en medio de un camino por el que, uno a uno, con paso lento pero firme, iban cruzando los elefantes. Espectacular.




Vimos un montón de elefantes, cebras, jirafas, impalas, búfalos, rinocerontes, y leones. 

De vuelta a la casa, y en la terraza, los mayores desayunamos tranquilamente, disfrutando del paisaje, de la casa y de un día por delante de relax absoluto en plena Sudáfrica. 


DE VUELTA A MAPUTO

De vuelta a la capital disfrutamos de una maravillosa cena con los amigos portugueses de nuestros anfitriones. Al día siguiente nuestro anfitrión en Maputo nos llevó a una tienda de telas, en la que compramos metros de telas "liberty" a precio de ganga. Y lo mejor es que después nos llevó a un taller local en la que nos hicieron las camisas. 




Pasamos el día en el Hotel Polana, para disfrutar de un día de relax en la piscina. Un majestuoso edificio colonial sobre la bahía de Maputo con una inmensa piscina central rodeada de jardín. 





Fue diseñado en los años 20 por el arquitecto inglés Herbert Baker y sigue siendo hoy en día uno de los mejores hoteles de la ciudad y sede de reuniones de Estado. 

Tras una cerveza viendo la puesta de sol nos dirigimos a recoger las maletas y poner rumbo al aeropuerto de Maputo. El viaje en África llegaba a su fin. Nos quedaba una noche más en Lisboa con dos días casi completos en los que disfrutamos de la ciudad portuguesa y de Belém. 







El viaje fue maravilloso. Si estáis pensando hacer safari os lo recomiendo sin duda. Es un viaje muy seguro para los niños. No tuvimos que poner ninguna vacuna y lo único en lo que hay que poner más atención es en el tema mosquitos. Llevar un buen anti-repelente (recomiendo Goibi) y ponerlo todos los días por la mañana y al atardecer. Llegamos sin ninguna picadura a España.

Y el vuelo, sacado con tiempo, puedes conseguirlo a muy buen precio. A nosotros nos salió el vuelo ida y vuelta Lisboa-Maputo-Lisboa por 420 euros persona. 

Si necesitas más información o tienes alguna duda, puedes preguntarme sin problema por instagram @cristinacabezaleiva


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